kushi katsu (recetas japonesas)

kushi (くし) significa pincho katsu son empanados de carne, brochetas al estilo japonés oishiii!!!!!!! >0<
Se hace con carne de cerdo y verduras: cebolla, berenjena, boniato (o batata según tu pais)puerros, pimenton brócoli y raiz de loto, espárragos, setas negras y papas.
También pueden usar carne de pollo o de res. pueden usar algunas verduras que les sean más agradables.

Priemro deben cortar la carne y verduras, sazonar con sal y pimienta, luego se van clavando al pincho, también se pueden utilizar palillos largos (tsumayouji).(no oviden lavar las verduras y desinfectarlas)

Luego se unta la harina de trigo ) y en una recipiente aparte batir el huevo y se remoja con el huevo y al final se colocan el pan rallado o molido.

Luego freirlas en abundante aceite (170 a 180 grados).


Podemos servir con alguna salsa agridulce y acompañar con col o repollo ....o la ensalada que gusten XD
espero hayan entendido y lo disfruten

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buscando a Melanie

Estaba tan concentrada en lo que sucedía ahora con Jamie que ni siquiera noté que Melanie ya no estaba molestando dentro de mi cabeza.

Era extraño y me preocupaba siendo que era una alma sumamente terca y preocupada por su hermano era preocupante que ahora mismo no dijera nada, así que busque ayuda de Ian pero no funciono y este busco a Jared.

-Por aquí-lo alentó Ian, impulsándolo hacia mí.

Aparté la espalda contra la roca.

Jared me vio y, al repara en mi faz mortificada, se detuvo.

-Wanda, ¿de qué se trata todo esto?

Le lancé a Ian una ardiente mirada de reproche y luego intenté mirara a Jared a los ojos.
No podía hacerlo. Así que baje la vista a sus pies.

-Perdí a Melanie-susurré

-¿Que la perdiste?

Asentí, abatida.

-¿Cómo?

-No estoy segura. La obligué a callar…aunque ella siempre regresa… siempre lo hizo pero ahora no la oigo. Y Jamie…

-¿Se fue?-había una muda agonía en su voz.

-No lo sé. No logro encontrarla.

Una inhalación profunda.

-¿Por qué dice Ian que debo besarte?

-A mi no- corregí, en voz tan débil que apenas la escuche yo misma-.A ella. Nunca se ha molestado tanto como cuando nos besaste la vez anterior. Nada la atrae tanto a la superficie como eso. Quizá…No, no tienes por qué hacerlo. Intentaré encontrarla yo sola. Como aún tenía la vista fija en sus pies, vi que avanzaba hacia mí.

-¿Crees que si la beso…?

Ni siquiera pude asentir con la cabeza. Traté de tragar saliva. Sus manos que me eran tan familiares, me rozaron el cuello, descendiendo hasta los hombros. El corazón me palpitaba con tanta fuerza que me preguntaba si él podría oírlo.

Me abochornaba obligarlo a tocarme así. ¿Y si pensaba que era una treta, que era idea mía y no de Ian?

Me preguntaba si Ian todavía estaba allí, observando, ¿Cuánto sufriría con esto?
Una de sus manos continuó descendiendo por el brazo hasta la muñeca, tal como yo esperaba, dejando un rastro de fuego tras de sí. Con la otra me acunó la mandíbula, como sabría que haría, para levantarme la cara.

Su mejilla se apretó contra la mía, y la piel me ardió cuando entramos en contacto.

-Melanie-susurró a mi oído-, sé que estás ahí. Vuelve a mí.

Deslizó lentamente la mejilla hacia atrás e inclino el mentón hacia un lado, hasta que su boca cubrió la mía.

Trató de besarme con suavidad. Me di cuenta de que lo intentaba, pero sus intenciones se hicieron humo, como había ocurrido la otra vez.

Había fuego por todas partes, porque él estaba en todas partes.

Sus manos se deslizaron por mi piel, quemándola. Sus labios saborearon cada centímetro de mi cara. La pared de roca se estrelló contra mi espalda, pero no sentí dolor, porque ya no sentía nada, salvo el fuego.

Anudé las manos en su pelo, arrimándolo más a mí, como si fuera posible estar más cerca de lo que ya estábamos.

Le envolví la cintura con las piernas, tomando el muro como punto de apoyo. Su lengua se enredó con la mía y no quedó parte alguna de mi mente que no fuera invadida por el deseo demencial que me poseía.

Él libero la boca para apretar nuevamente sus labios contra mi oreja.

-¡Melanie Stryder!-el gruñido sonó tan fuerte en mi oído como si fuese un grito-, No me abandonarás. ¿No me amas? ¡Pues demuéstralo! ¡Demuéstralo! ¡Maldita sea, Mel, regresa!

Y sus labios volvieron a atacarme la boca.

Ahhh, gruño ella en mi cabeza, débilmente.

No se me ocurrió saludarla. Estaba en llamas.'

El fuego se abrió paso hasta ella, hasta el diminuto rincón donde se había dejado caer, casi sin vida.

Mis puños se enredaron en la tela de su camiseta y tiraron hacia arriba. Esta idea era ya de ellos, porque yo no les indicaba qué debían de hacer. Las manos de Jared me quemaban la piel de la espalda.

¿Jared?, susurró ella. Intentaba orientarse, pero la mente que compartíamos estaba extraviada.
Sentí los músculos del vientre de Jared bajo las palmas, porque mis manos estaban atrapadas, aplastadas en el espacio inexistente que había entre nosotros.

¿Qué? ¿Dónde…? Melanie se debatía.

Me aparté de su boca para respirar y sus labios me chamuscaron el cuello en su camino hacia abajo. Escondí la cara entre su pelo para inhalar su aroma.

¡Jared! ¡Jared! ¡NO!

Dejé que ella fluyera por mis brazos, en la certeza de que eso era lo que yo deseaba, aunque en ese instante, apenas si ponía atención. Las manos apoyadas en el vientre de él se tornaron duras, furibundas. Los dedos le arañaron la piel y después lo empujaron con toda su fuerza.

-¡NO!-gritó ella, a través de mis labios.

Jared le sujetó las manos y luego me apoyó a mí contra la pared para que no me cayera. Mi cuerpo se aflojó, confundido por las órdenes contradictorias que estaba recibiendo.

-¿Mel? ¡Mel!

-¿Qué es lo que estás haciendo?

Él lanzó un gruñido de alivio.

-¡Estaba seguro de que podrías hacerlo! ¡Ah Mel!

Él la besó de nuevo, besó los labios que ahora controlaba ella y las dos probamos el sabor de las lágrimas que le corrían por la cara.

Ella lo mordió.

Jared saltó hacia atrás y yo me deslicé hasta el suelo donde aterricé desmadejada y lánguida.

Él comenzó a reírse.

-¡Ésa es mi chica! ¿Aún la tienes Wanda?

-Si- jadeé.

¿Qué demonios haces Wanda?, me gritó

¿Dónde estabas? ¿Tienes idea de lo que me has hecho pasar mientras te buscaba?

Sí. Ya veo cómo has sufrido

Pues sí que sufriré, le prometí. Ya lo sentía venir. Igual que antes…

Ella estaba ojeando mis pensamientos a toda prisa. ¿Y Jamie?

Eso es lo que he estado tratando de decirte. Él te necesita.

¿Y por qué no estamos con él?

Porque creo que aún no está en edad de presenciar este tipo de cosas.

Ella rebuscó un poco más. ¡Guau, con Ian también! Me alegro de haberme perdido esa parte.

Estaba preocupadísima. No sabía qué hacer.

Bien, vamos. En marcha.

-¿Mel?-preguntó Jared.

-Está aquí. Furiosa. Quiere ver a Jamie.

Me rodeó con un brazo y me ayudó a levantarme.

¿Cuánto tiempo estuve ausente?

Tres días en total.

De pronto su voz sonó algo más tenue. ¿Y dónde estaba?

¿No lo sabes?

No puedo recordar… nada.

Nos estremecimos.

-¿T e sientes bien?-preguntó Jared.

-Más o menos.

-¿Era ella la que me hablaba? ¿A gritos?

-Sí.

-¿Puede ella… puedes permitirle que vuelva a hacerlo?

Suspiré, ya estaba agotada.

-Lo intentaré-cerré los ojos.

¿Puedes pasar a través de mí y hablar con él?, pregunté a Melanie.

Yo… ¿Cómo? ¿Dónde?

Intenté replegarme hacia el interior de mi cabeza.

-Vamos-murmuré-.Por aquí

Melanie forcejeó, pero no encontraba la salida.

Los labios de Jared cayeron con fuerza sobre los míos. Mis ojos se abrieron de golpe, espantados. Aquellos ojos moteados de oro también estaban abiertos, a un centímetro de distancia.

Ella apartó bruscamente nuestra cabeza.

-¡Basta ya! ¡No la toques!

Él sonrió, las arruguitas se desplegaron en torno a sus ojos.

-Hola, nena.

No le veo la gracia.

Traté de volver a respirar.

-Ella no lo encuentra lo gracioso.

Jared apartó el brazo lejos de mí. De nosotras. Caminábamos hacia la unión de los túneles, pero allí no había nadie. Ian no estaba.

-Te lo advierto, Mel-dijo él, siempre con aquella amplia sonrisa. Bromeando-.Será mejor que te quedes dónde estás. No voy a darte ninguna seguridad sobre lo que haré o no haré para recuperarte.

Sentí temblores en el estómago.

Dile que lo estrangularé si vuelve a tocarte de ese modo. Pero su amenaza también era una broma.

-En este momento amenaza con atentar contra tu vida-dije-, pero creo que se está divirtiendo.

Él rió, borracho de alivio.

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